miércoles, 22 de agosto de 2007

Día Diecisiete

Here I´am again. Una vez más, me ha dado ahora por escribir más en este lado. Es una forma de mitigar el dolor. Ayer, nuevamente brotaron lágrimas de mis ojos. Otra vez sentí la ansiedad tremenda por la ausencia. Otra vez en la misma situación de incertidumbre. Ayer casi a la media noche me di cuenta de que en todo el día recibí un mensaje deseándome un lindo amanecer. Sigo sin crédito en el celular por falta de pago, y una vez más la angustia de saber qué está pensando, si me está pensando y, peor aún, ¿estará con él? Con él, dándole los besos que no me da, dándole las caricias que no me da, haciendo el amor con él. Estás preguntas fueron las que me llevaron al borde de la angustia, me sumergieron en la tristeza e incertidumbre que no me ha dejado funcionar, que me ha hecho hacer las cosas en automático. Que me ha vuelto distraído, hoy pensé en ello, pensé que de un tiempo a la fecha soy una persona súper distraída. Se me olvidan las cosas, no recuerdo donde dejo las cosas, no recuerdo lo que me dicen, tengo que andar apuntando todo para recordar. Ya me costó los manos libres del celular, el cargador del mismo y lo que más me duele es que perdí un kit de micrófonos de La Sonaja, un kit que tuve que reponer ahora en mi visita a Los Angeles: con un costo de 500 dlls. De pronto me invade la angustia de nunca poder olvidarme de ella, anoche al regresar de La Sonaja, en el microbús sonaba la canción de Eric Clapton: Do you know my name, if I saw you in heaven. ¡Caray! Canté esa estrofa y me llené de temor al pensar que no podría olvidarme de ella. Tuve que cerrar los ojos y hacerme el dormido para tratar que las lágrimas no rodaran por mis mejillas. Fue sólo un instante, por suerte, sé que algún día me olvidaré de todo lo que se refiera a ella, me olvidaré de su nombre, de que alguna vez la conocí, no recordaré que sentí mucho amor por todo lo que decía, hacía, oía, etc. Ayer también regresé a La Sonaja después del viaje que hicimos, me encontré con Caro que me abrazó casi apenas me vio, hacerme muchas preguntas: ¿Cómo les fue? Cuéntame, quería detalles; jejeje siempre ha sido así, además tiene una sensacional manera de entusiasmarte con las pláticas. Es una persona muy optimista, demasiado optimista. No recuerdo que fuera así de optimista cuando íbamos en la Universidad. Yo creo se unió al Club de los Optimistas. Además me confesó que mes con mes da un donativo de 200 pesos a Greenpeace. Se me hizo un acto bastante bueno, platicamos algo sobre el tema. Ella trataba de decirme que le gustaba la idea de dar ese dinero porque la organización era bastante grande y que nunca había oído algo sobre algún fraude de la organización. Yo le di mi punto de vista: Yo creo que es necesario dar algo, siempre tratar de compartir algo de lo que tienes, algo de lo que obtienes. Es como dejar fluir, en este caso, el dinero. Es como dejarlo pasar para que llegue a ti. Es algo así como: lo que tu das, te llegará doblemente. En el caso de ella, creo que he tratado de darle mucho amor y a veces pienso que no recibo ni la mitad. Ayer hubo algunos detalles que me tranquilizaron, aunque de manera efímera: Llegó por fin mi nueva Lap Top ya configurada con Windows Vista, de modo que ahora descubriré la nueva herramienta de Bill Gates, el otrora hombre más rico del mundo. Ahora desplazado irónicamente por un mexicano de apellido Slim. También recuperé los archivos que estaban perdidos en el disco duro, bueno ahora sé que estuvieron perdidos, porque llegué a pensar que se habían borrado. Después me enteré que mañana tendríamos una entrevista con el “Conejo Pérez” para enviarlo a Fox Sports de Los Angeles, a manera de ataque visual para que La Sonaja logré un contrato con alguna televisora latina en la Unión Americana. Con estos detalles, reafirmé que debo convertir a La Sonaja en toda un fiesta, me dije que cuando logremos cambiar la oficina siempre tendremos un ambiente de alegría. Habrá siempre risas, fiesta… alegría. Es un trato.
Al final del día, tomé un librillo, de esos que tengo de cabecera y que me han ayudado a sentirme mejor. Me topé con un párrafo que hizo que durmiera bien: Es muy diferente comprender y aceptar que resignarse y aguantar. Comprender es ponerse en los zapatos de las personas y entender su situación, aceptar es también entender que todos tenemos derecho a actuar de acuerdo a lo que pensamos es correcto para nosotros. Resignarse es soportar los comportamientos de los otros, comportamientos que nos dañan...

No hay comentarios: