Maná sigue siendo la música que acompaña las mañanas. Mi estado de ánimo sigue de un lado a otro. Creo que estoy muy frágil ultimamente. Tengo una sensación de que los días pasan rápidamente, pero el tiempo que he estado en esta situación me parece eterno. Casi 6 meses, pueden ser bastante tiempo. Algunas veces en mi vida 6 meses han sido muy poco tiempo, a veces llega fin de año y dices: Qué rápido se fue este año, cosas como: Este año si se fue súper rápido, más que los otros. Yo creo que el paso del tiempo a veces está en función de cuánto lo disfrutes o no. Es decir, cuando disfrutas algo se pasa rápido, muy al contrario; cuando te la pasas mal el tiempo parece detenerse.
Por supuesto, he tenido temporadas malas en mi vida. Sobre todo cuando el mal de amor está. Es un sufrimiento feo, no recuerdo haber sufrido más por otra cosa que no sea por estar enamorado de alguien que no está contigo. Bueno, creo que he roto mi récord personal de sufrimiento a causa de este mal. Recuerdo que siempre me ha costado olvidar a una persona. Lo más que había durado eran precisamente 6 meses. Alguna vez leí o escuché que este mal de amor no pasa de los 6 meses. Porque el cuerpo no aguanta más de 6 meses en estar en esa situación. Se desgasta tanto que al llegar a los 6 meses solito se recupera. Es como si se sacudiera la opresión, depresión y demás para estar tranquilo. Pues si, lo más que había durado en olvidarme de alguien eran 6 meses, mejor dicho, 6 meses en los que duraba la depresión. Pero también recuerdo que era menos dolorosa, me refiero a que si quizá 6 largos meses, pero que al menos poco a poco iban disminuyendo los síntomas de depresión. Sin tanta angustia, sin tanta desesperación, sin tanta tristeza, sin tanto llanto. Digo esto porque estoy a poco de cumplir 6 meses en este estado. Y no le veo fin. Será que sigo albergando la esperanza.
Hace algunos días, ella estuvo triste. Me decía que sentía incertidumbre por su situación laboral, la sentí muy triste. Conmovido le llamé en la noche y logré tranquilizarla. Al mismo tiempo de tranquilizarme yo también. Sólo que mi necesidad de estar con ella ha crecido muchísimo. Ya no soporto. Ya necesito estar a su lado. Al día siguiente de esa llamada ella me confesó que sentía un cosquilleo, un cosquilleo al pensar en mi al sentirme cerca de ella. Yo pensé que era enamoramiento, quizá lo sea; pero ya hay demasiadas dudas. Yo estuve muy bien, en un estado de ánimo bastante calmado, obviamente no total; pero al menos no tan mortificante. El problema es cuando se acerca el fin de semana. Y más cuando llega la tarde-noche y no recibo mensajes de ella. Y no los recibo, estoy seguro, porque es cuando ella está con su novio. Me dan muchos celos.
El Jueves, venía de regreso a casa, manejando la camioneta. No había recibido mensajes de ella y sabía, sentía, estaba seguro que estaba con él. El llanto me ganó, venía llorando de forma tremenda; en un momento el llanto nubló mi vista y apenas veía el asfalto frente a mi, cuando eso sucedió aceleré. Por un instante pensé que ya no importaba nada. Como si deseara estrellarme, dejar de existir. Tuve que contenerme, hacer algo sobrehumano para recuperar el control, recuperar el control de mi vida. Eso es lo que más deseo. Al día siguiente fue parecido. Me desmoroné, la imaginaba con él, pensaba que en ese presiso instante le estaban haciendo el amor y lo peor imaginaba que ella lo hacía enamorada, sin pensar en mi.
El sábado por la mañana estuve muy triste, demasiado triste. Quería olvidarla, sabía que era necesario. Pensé que tenía que terminar con esto. Decirle adiós una vez más, pero de una forma definitiva. En la tarde, tomé el teléfono y le marqué. Tenía que decirle que ya bastaba, que ya me dejara marchar. No pude. Soy demasiado vulnerable a ella. Le dije lo que había ocurrido el viernes, que la había sentido con él. Ella se quedó callada, un silencio que entendí que era verdad lo que había sentido. Cuando rompió el silencio me pidió perdón. Como siempre le dije que no tenía porque pedirme perdón, le dije que no pódía aceptar su perdón porque ella no había pedido que la amara, que ella no había pedido que yo estuviera así. Le dije que comprendía que yo le ofrecía mis brazos; pero que ella ya los tenía, le ofrecía mis besos, pero ella ya tenía besos. Es decir, todo lo que yo le ofrecía ella lo tenía. De modo que ella no pidió que yo me enamorara y eso la libraba de toda culpa. Quizá la plática iba bien. Pero no tuve el valor de decirle que ya bastaba. Le dije, Ya, ya necesito estar contigo. Ella me dijo, cómo últimamente me lo ha venido diciendo: Que quiere estar segura de dar ese paso, que quiere estar completa conmigo sin ningún sentimiento de culpa. Son frases que ella dice que me desarman, que fortalecen mi paciencia. Aunque ya es demasiado fragil, se rompe al menor roce. Esta vez duramos 3 horas platicando y en la noche después del grito de independencia otras 4 horas platicando por teléfono. Un total de 7 horas en ese día. 7 horas que se multiplican por 2.85 el minuto. Y con mi casi bancarrota, será dificil. Pero en esas 7 horas me dijo algo, me dijo algo que no sé si será un error, no sé cuánto pueda afectarme en los próximos días. Dijo que la relación con su novio iba muy mal, que era algo que sabía que tenía que terminar. Dijo que ya no era el mismo amor...
"Como quisiera poder vivir sin aire, como quisiera calmar mi aflicción, como quisiera poder vivir sin agua, me encantaría robar tu corazón..."