martes, 21 de agosto de 2007

Día Dieciséis

¿Será necesario sólo darle más tiempo a lo inevitable? ¿Será necesario sólo prolongar la agonía? ¿Porqué? ¿Qué señales pueden ser válidas para aferrarse al sufrimiento? Claro, la respuesta; al más puro estilo de Matrix: Libre Albedrío.
Pasaron 11 días sin escribir nada acerca de esta situación. Aunque puedo decir que no fue nada fácil los días que siguieron al día cero. Fueron días cargados de trabajo, teníamos el tiempo encima con los proyectos de La Sonaja, varios percances como la desaparición total de unos videos del disco duro, por supuesto algo que casi me infarta. No pude recuperarlos y nos atrasó bastante. En esos días también fui a renovar mi pasaporte y al tomarme la foto, después de peinarme traté de poner una cara que no reflejara mi estado de ánimo; no fue posible. Salió una cara visiblemente triste. Bueno viviré con ese pasaporte por 5 años, mostrándole a migración que fueron días dificiles.
Sabía que ya no había vuelta de hoja, el dolor no era menor; aunque tampoco más grande. Al pensar así lograba tranquilizarme, sabía que al dar un paso me acercaba cada vez más a la recuperación. De repente me sentía ahogarme: tuve que recurrir a estrategías como ya no pornunciar su nombre, nombrarla solo con el pronombre de "ella"; traté de formular cada sentimiento en pasado. Mañas para aceptar que era definitivo el adiós. fue sorprendente como un día me la pasé poco más de hora y media repitiendo: Ya no la quiero, ya no la quiero. Necesitaba creerlo, necesitaba hacerlo; dejar de quererla. Tenía que engañar a mi mente a como diera lugar. También adopté una canción de los Cardenales: El Juramento, sobre todo la estrofa que dice: "Y un día decidí que iba a sacarte, del alma, el corazón y mi cabeza... " "No creas que te rechazo por orgullo es que a mi Dios le hice un Juramento; juré que de mi vida iba a sacarte y al verte regresar arrepentida, podría quebrar mi orgullo y perdonarte; pero fallarle a Dios jamás podría..." Llegué a aprenderme la canción, la ponía una y otra vez mientras manejaba para ir a La Sonaja y de regreso a casa. Por allí dicen que debes alejarte de todo lo que haga recordar la tristeza, esa canción mitigaba el dolor, además de que el sonido fiestero de los Cardenales hacían que me sintiera en una fiesta; eso era lo que necesitaba, estar de fiesta; tratar de alegrarme, reir por reir, ser simple, contagiarme poco a poco de alegría.
Me prohibí varias cosas, como escuchar Rock, aunque toda mi vida he sido fanático de ese género y especificamente en Español; esta vez dolía demasiado escuchar las canciones que sabía que a "ella" le gustaban, y sobre todo, cualquier tipo de canción que la trajera a mi recuerdo. ya no podía, ni puedo escuchar a Los Bunkers, a Café Tacuba, Volovan, etc. Y los que están seriamente betados son: Pulp, Morrisey, Interpol y Travis. Pero sin duda a quien he llegado a odiar es a Ely Guerra. Dudo mucho poder volverla a escuchar, estuve tentado a romper el único disco que tengo de ella. Ultimamente me la paso escuchando Jazz, una estación de Acid Jazz en la internet y por supuesto a Maná; éste último porque sé que a ella no le agrada nada, además de que tienen rolas muy adoc y su sonida fresa además de las letras me tranquilizan y me ayudan a resignarme. Hoy mientras escribo esto, escucho a Alejandro Sanz; trato de alejarme de la música que me remita a ella y por lo tanto me martirice. Por algún tiempo, en la noche regresando de La Sonaja, aún encontraba abierto el Billar de mi hermano, y me gastaba 10 pesos poniendo a Maná: Huele a tristeza, Vivir sin Aire, El Muelle de San Blas y ahora conocí una de las nuevas: Ojalá pudiera borrarte. Es increíble la cantidad de canciones que pueden llegar a describir lo que sientes en ese momento. Fui a sacar copias y en el lugar escuchaban a Mecano, llegué justamente en el momento de la estrofa: "Y aunque fui yo quien decidió que ya no más; y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte; me cuesta tanto olvidarte..." Así o más limón a la llaga, después pasé por un lugar de comida y sonaba Luís Miguel: "Te voy a olvidar, palabra de honor, paloma perdida, ya no puedo más, te tengo que olvidar, te tengo que olvidaaaaarrrrgghhh"; en esos días tuve que economizar y estuve viajando en el transporte público, ese mismo día al tomar la combi, pasaron una canción de Elefante con Franco de Vita que acompletó el cuadro: "Si la ves dile que ya no espero su llamada. Y que ya no me despierto en plena madrugada. Y que ya no la recuerdo. Y que ya no me hace falta. Dile que ya estoy curado. Y que lo nuestro ya es pasado..." era la primera vez que escuchaba esa canción, se me quedaron grabadas ciertas estrofas y, por supuesto, la bajé de Ares. En esos días también pasando por el Wallmart de Echegaray había una pick up estacionada en una farmacia con la puerta abierta y una canción de Juanga a todo volumen: "Ya lo sé mi amor, que te vas, te vas; que ha llegado la hora, de decirnos adiós. Te deseo buena suerte, hasta nunca mi amor..." Caray es curioso como puedes llegar a escuchar ciertas estrofas que describen los momentos por los que estás pasando.
En el amanecer del día uno soñé que me metía al baño, viendo mi rostro por el espejo, observando como lloraba a moco tendido, me despertó la humedad de una lágrima rodando por mi nariz; ¡wow!, jamás supuse que uno pudiera llorar dormido, alguna vez una amiga me platicó que sus padres la despertaban porque lloraba dormida, pero nunca pensé que en realidad eso pudiera suceder. Desperté y me topé con un mensaje de ella. Me mando tres mensajes en todo el día. El primero que decía algo así como que me sentía molesto, no le contesté. Casi al medio día me mandó otro mensaje que decía: tendré que interpretar tu silencio; no pude quedarme quieto y le contesté: No eres tu, soy yo... Al final, como a las 6 de la tarde me mandó el último mensaje: "Solo me resta desearte suerte para que estés bien..." Eso fue todo, pensé. Terminó esto.
Estos fueron algunos detalles que vivi del día cero al día 6. Este último día, después del infarto de los archivos desaparecidos misteriosamente del disco duro; fue de mucha presión, era Sábado y venía de regreso a casa cerca de media noche. Sonó el celular y era ella, dude en contestar; pero, quizá, inconscientemente era lo que más deseaba. Por supuesto contesté, no sé si fue un error, no sé si hice bien. En realidad ya no sé que sucede conmigo. Ella lloraba y me decía que no quería entenderme, la noté triste, muy triste que mi corazón no pudo evitar conmoverse ante la tristeza de ella, por supuesto, de ella. Llegué a casa y le marqué, estuvimos hablando cerca de dos horas. Nos confortamos, no puedo negar que fue lindo.
Los siguientes días hasta el día 10 fueron normales, es decir, como si nada de esto hubiera pasado. Los mismos mensajes cariñosos por celular, el mismo sentimiento y, también, en la misma situación de incertidumbre que me hizo tomar la decisión de irme de su vida.
Llegó por fin el día 10, el día del viaje a Los Angeles. Ese día que había visualizado en que al tomar la decisión del adiós, me serviría. Un viaje que pensé me ayudaría para terminar de sentir tristeza. Un viaje donde vería el mar y allí, justamente allí, frente al mar terminar de decirle Adiós. Pero no, ella regresó. No era el plan, así no era. Pero regresó. Fueron 5 días placenteros 3 en Los Angeles y 2 en Las Vegas. Casi no pensé en ella. Fue un muy exitoso para La Sonaja, además de traer con nosotros una nueva cámara High Definition para La Productora. Bastante productivo el viaje, tranquilizante. El segundo día en Los Angeles comimos en Venice Beach, después fuimos a ese punto de la playa donde me gusta estar: justamente donde llega el final de las olas. Me gusta estar de frente, viendo el horizonte, los colores del mar, la puesta del sol. Todo ello me tranquiliza, me invade la belleza de ese paisaje, me conforta. Así, de frente al mar recordé la estrofa de Spacey en "Belleza Americana": "Hay tanta belleza en la vida, que a veces creo que la veo toda al mismo tiempo. Mi corazón se infla y no puedo soportarla, es cuando recuerdo relajarme y dejar de aferrarme a ella para que fluya por mi cuerpo como lluvia..." Siempre son momentos maravillosos cuando estoy frente al mar, escuchar las olas, las gaviotas, el aire húmedo y con olor a mar. En general, fue un viaje tranquilo, exitoso y reconfortante.
El día Quince, después de desayunar en el Hard Rock Hotel y de coquetear un poco con una mesera gringa que me pareció lindísima; nos fuimos a entregar el auto rentado al Aeropuerto, para después registrarnos para el regreso a la ciudad de México. Claro, con escala de un par de horas en Guadalajara. Al fin abordamos el Avión, cuando éste despegó; comencé a sentir una angustia tremenda, una angustia insoportable. Traté de pensar que era la preocupación de pasar la aduana con la cámara HD, pero no podía engañarme, mi angustia tenía nombre, mi angustia era por ella, era regresar y sumergirme una vez más en esta situación. En cómo manejarlo, en qué hacer, en qué viene, qué pasa conmigo.
Llegué una vez más a la Ciudad de México, me tomé un día de descanso y dormí toda la tarde. Le escribí un mail a ella temprano para decirle que ya estaba de regreso y me había ido muy bien. Me contestó con un mensaje en el celular y no contuve las ganas de hablar con ella. Estuvimos platicando cerca de una hora hasta que alguien la interrumpió; era su hermano que se había quedado sin bateria por Tlalpan y ella necesitaba ir a echarle una mano, eso fue anoche. Colgamos y empecé a sentir nuevamente esa tristeza, esa impotencia y, quizá lo más duro, ese amor por ella.
"Ojalá te me borraras de mis sueños y poder desdibujarte.
Ojalá y pudiera ahogarte en un charco lleno de rosas de amor.
Ojalá y se me olvidará hasta tú nombre ahogarlo dentro del mar…
Ojalá que tú sonrisa de verano, se pudiera ya borrar…
Ojalá te me borrarás para siempre de mi vida para no volverte a ver…
Y ojalá te me borrarás por la noches, en el día, para no volverte a ver…
Y ojalá te me esfumarás de mis sueños, vida mía, para no volverte a ver, no, ni en sueños…
¿Cómo puedo yo borrar tus besos vida? Están tatuados en mi piel,
quiero de una vez por todas ya largarte y borrarte de mi ser…
Ojalá y la lluvia me ahogue entre sus brazos, para no pensar en tí,
o que pase un milagro, o que pase algo, que me lleve hasta a tí...
Ojalá y te me borrarás para siempre, de mi vida, para no volverte a ver.
Y ojalá te me borrarás por la noches, en el día, para no volverte a ver…
Y ojalá te me esfumarás de mis sueños y que no me lluevas más
Y ojala que la lluvia me ahogue entre sus brazos para no volverte ver, no, ni en sueños,
Pa´que pares de llover, sueños…
"Ojalá Pudiera Borrarte"
Maná

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