jueves, 23 de agosto de 2007

Día Dieciocho

El Huracán Dean hizo estragos en la ciudad en este día. No paró de llover en todo el día. Hubo frío, la colonia se inundó y yo no salí para nada. No fui a La Sonaja, quise evitarme el tráfico que seguramente hubo de regreso. Una vez a causa de la lluvia hice 3 horas de regreso, con poca gasolina y nada de dinero en el bolsillo. De modo que esta vez no quise arriesgarme, más cuando mi economía no está en buenas condiciones.
La mañana transcurrió como de costumbre, hablé por teléfono con ella en la mañana, estuvimos alrededor de 15 minutos, platicando de la lluvia, el frío que se sentía y unos cuantos te quiero. Ella estaba un poco ocupada, de modo que la dejé trabajar y me dediqué a abrir el negocio y a ponerme a trabajar también.
En la tarde tenía que ir a La Sonaja, pero Dean me convenció para que no saliera, de modo que me fuí al Billar de mi hermano y estuvimos jugando un poco. Nadie sabe a ciencia cierta qué algo me está pasando, quizá me vean diferente de un tiempo a la fecha, un poco cansado, deprimido; pero nadie se ha atrevido a preguntarme. Me han comentado que he bajado de peso. Y eso es cierto, he bajado mucho de peso, eso es lo único que me gusta, he bajado la panzota que de repente se me llegó a formar. El ayudante de mi hermano, quizá sin querer o quizá al verme logró adivinar y pusó un cd de El Recodo, Tributo a Juan Gabriel. ¡Carajo! eso si que dolió: "Que Dios me ayude a encontrarle buen alivio a esta tristeza tan grande. Aunque tuve yo la culpa no debí enamorarme, yo no debí amarte nunca, pero hoy ya es muy tarde. Tengo que olvidar las cosas de ayer, tengo que pensar en mi, tengo que olvidar, yo sé que podré, volver a empezar sin tí..." ¡Wow! así o más leña al fuego, nos chutamos todo el cd. Salían también estrofas como: "Probablemente estoy pidiendo demasiado, se me olvidó otra vez que solo yo te quise..." Que manera de amenizar el momento, pensé. Allí se encontraba un tipo refugiándose de la lluvia ocasionada por Dean, ya tenía unas buenas cervezas encima. Tambáleando llegó a la Rockola y puso algunas rolas del hoy desaparecido Antonio Aguilar. Fue un buen rato jugando pool y apretando el sentimiento. Decidí irme a acostar con mi pequeña sobrina y me quedé dormido por dos horas con ella.
Al final del día, en un impulso automasoquista llevé la Laptop al billar y copié el disco de Recodo, me subí a la recamara y puse "Te Tengo que Olvidar", acomodé la computadora en una mesa y así la dejé repitiéndose una y otra vez. Dicen que cuando uno está dormido las cosas que oye son más aprhensivas. Quisé que sonara toda la noche durante mi sueño, para ver si me ayudaba precisamente a eso, a olvidar. De repente me despertaba y escuchaba pedazos de la canción y me volvía a dormir.

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